martes, 3 de febrero de 2015

Comentario de un texto argumentativo J.J. Millás

Ciencia y prensa

U
n cocinero aseguró por la radio que el insomnio se cura bebiendo medio vaso de agua en la que se haya hervido una cáscara de naranja. El mundo está lleno de insomnes, de modo que el locutor le pidió alguna prueba de lo que decía, a lo que el hombre respondió:
-Está comprobado científicamente.
Luego dijo que el jugo de la patata cruda cura la gastritis y la úlcera de estómago. La gastritis, en tres días; la úlcera, en quince. Como el locutor se mostrara algo escéptico, el cocinero añadió muy serio:
-Está comprobado científicamente.


Continuó dando recetas, una de ellas con alcachofas. Por lo visto, quienes comen muchas alcachofas, crudas también, como la patata, jamás desarrollan un cáncer.
-Pero cómo es posible, exclamó el locutor.
-Está demostrado científicamente, dijo una vez más el cocinero.
¿Por qué la frase 'está demostrado científicamente' tiene tanto poder de convicción para algunas personas? Me recuerda aquella otra que le oía decir a mi madre cuando mi padre dudaba de algo:
-Pues ha salido en el periódico.
Si había salido en el periódico, no tenía vuelta de hoja. En el primer periódico en el que trabajé me contaron que un día el director llamó a documentación preguntando si el nombre de una isla lejana, donde un volcán había entrado en erupción, se escribía con hache o sin hache, y no supieron qué decirle. Era verano y en el departamento sólo había un becario que no encontró por ningún sitio aquella isla. Finalmente, telefoneó a su madre, para que lo mirara en la enciclopedia familiar, pero tampoco venía. Al final, tras haberlo echado a cara o cruz, llamó al despacho del director y dijo que se escribía con hache. Al día siguiente, a media mañana, el becario estaba trabajando cuando le telefoneó su madre:
-Hijo, lo de ayer de escribía con hache. Lo he visto en el periódico.
Así son a veces las verdades periodísticas. Y las verdades científicas. Esa noche, cuando me atacó el insomnio, fui a la cocina y herví una cáscara de naranja cuya infusión ingerí sin ningún resultado. Estaba demostrado científicamente, pero a mí, pensé, me habría hecho más efecto que el señor de la radio hubiera asegurado que estaba demostrado poéticamente, por ejemplo.
-¿Pero esto funciona?
-Sí, sí, está demostrado poéticamente.
Ya comprendo que no es fácil decir algo semejante por la radio. En su defecto, me conformaría con que aseguraran que no ha salido en el periódico.
                                                            Juan José Millás, El País



Comentario de texto de “Ciencia y prensa”, de Juan José Millás

Tema: la falta de rigor informativo.

Tipo de texto: según el género, se trata de un texto periodístico, concretamente un artículo de opinión. Según la modalidad textual, se trata de un texto narrativo-argumentativo (podrías añadirle, si te resulta más claro, que es diálogado, aunque el diálogo no deja de ser parte de la narración).

Resumen:

Ejemplo 1:
Un cocinero asegura por la radio que ciertos alimentos tienen propiedades curativas, argumentando que es algo “demostrado científicamente”. Lo mismo ocurría antiguamente con la afirmación “ha salido en el periódico”, que se empleaba para darle credibilidad a diversos asuntos. Alerta sobre la falta de veracidad de dichos argumentos y cuestiona su validez.

Ejemplo 2:
Cuestiona el rigor de afirmaciones muy empleadas, como “está demostrado científicamente” o “ha salido en el periódico”. Lo hace partiendo de dos ejemplos que conoce de cerca, que evidencian que esos no son siempre argumentos válidos. Ironiza sobre el tema con el fin de mostrarnos lo equivocado de esa creencia.

Comentario lingüístico:
Se trata de un texto periodístico de opinión escrito por Juan José Millás y publicado en el diario El País. Nos llega, pues, a través de un canal escrito, esto le otorga al texto varias características: constituye un acto comunicativo unilateral, el receptor es múltiple porque es un texto con finalidad divulgativa y es un texto planificado.
Además, como consecuencia, utiliza un registro formal-estándar para llegar a un público amplio, sin descuidar su redacción, como vemos en ejemplos como “...cuya infusión ingerí” (l. 23) o “Es su defecto” (l. 28).
La intención del emisor es criticar la ligereza con que se emplean ciertas expresiones y lo hace empleando como argumentos los ejemplos y la ironía. Esta última la encontramos cuando dice que le habría hecho más efecto una infusión que estuviera demostrada “poéticamente”. Narra dos ejemplos como argumentos para apoyar su tesis, uno narrado en tercera persona (l. 1-11) y otro en primera persona (l. 12-21). El empleo de la narración con finalidad argumentativa es poco frecuente. Consigue un efecto muy claro: dar sensación de objetividad, dotar al texto de mayor credibilidad para convencer al receptor, al presentarlo como algo que ha ocurrido; cuando en realidad se trata de un texto absolutamente subjetivo, como todos los artículos de opinión. La abundancia de verbos en pretérito perfecto de indicativo es propia de la narración: “llamó”, “continuó”, “encontró”, “telefoneó”..., además de la presencia de complementos circunstanciales de diferente tipo: “un día”, “a media mañana”, “al despacho del director”, etc. También es destacable, como parte de la narración, el uso del estilo directo en la reproducción de los diálogos y el predominio de la modalidad enunciativa. Hay que añadir que los adjetivos que aparecen son eminentemente especificativos: “verdades periodísticas” y “verdades científicas”, y contribuyen a reforzar la sensación de objetividad.
La subjetividad es más evidente en el segundo ejemplo porque está narrado en primera persona (“me contaron”), y sobre todo en la conclusión (l.22-29): “cuando me atacó el insomnio”, “pero a mí, pensé, me habría hecho más efecto...”, “Ya comprendo...”, “... me conformaría...”
Las funciones del lenguaje presentes en el texto son varias. En primer lugar, aparece la función referencial en toda la narración, aparece también la función expresiva en las manifestaciones de subjetividad que ya hemos señalado. La función apelativa es inherente a los textos argumentativos por su intención de acercar al receptor a la tesis del emisor. La encontramos en la pregunta retórica de la línea 11, que busca involucrar al receptor, está presente también en el uso de la ironía, que necesita de la complicidad del receptor para descodificarla adecuadamente. Por el cuidado del mensaje que supone el uso de la ironía, es también un ejemplo de función poética.
La coherencia del texto se basa en la existencia de la idea principal que lo vertebra y en la presencia de una estructura, que garantiza la progresión temática: argumento-ejemplo primero (líneas 1-11); argumento-ejemplo segundo (l. 12-21) y conclusión (l. 22-29).
La cohesión la logra por varios procedimientos. Hay numerosas repeticiones léxicas, como “cocinero”, “locutor”, “insomnio” o “periódico”; repetición de expresiones, como “comprobado científicamente” o “ha salido en el periódico”. Aparecen hipónimos del hiperónimo enfermedades (“insomnio”, “gastritis”, “úlcera de estómago” y “cáncer”); una enumeración de alimentos con propiedades curativas (“cáscara de naranja”, “jugo de patata cruda”, “alcachofas”) o palabras del campo semántico del periodismo (“periódico”, “director”, “documentación”, “departamento” o “becario”).
Sin embargo, para evitar las repeticiones continuas, también recurre a procedimientos como la sustitución por pronombres (“... el locutor le preguntó”, “y no supieron qué decirle”) o la elipsis (“la gastritis en tres días; la úlcera, en quince” (días), (se cura). Emplea, además, marcadores extraoracionales (“Luego”, “Por lo visto”, “Finalmente”, “Al final”) y la deixis en “Aquella otra que le oía decir a mi madre”.
El autor pone todos los mecanismos que hemos analizado al servicio de una intención: la crítica irónica de afirmaciones que se asumen como verdaderas sin serlo.

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