Aquí tenéis un ejemplo de argumentaciones sencillas sobre un mismo tema sosteniendo dos tesis diferentes:
¿Puede justificarse un Gobierno sin mujeres?
SÍ: Mercedes Vázquez de Prada
Profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de Navarra
Hoy, lo políticamente correcto no es defender esta afirmación. Sin embargo, por encima de la aparente ecuación entre justicia e igualdad, hay que considerar si no se trata de un mero formalismo. La presencia de mujeres en el Gobierno puede suponer una reparación del déficit democrático, pero no asegura una igualdad real y efectiva. Un Gobierno plural, con paridad entre hombres y mujeres, no tiene porqué ser más justo ni eficaz a la hora de gobernar.
En este sentido creo que hay que separar cuestiones –imprescindibles– de promoción e igualdad de la mujer de las de la elección del Gobierno. Una cuestión en la que debe primar el criterio de capacidad y de mérito. Históricamente, las mujeres han estado ausentes de la política griega. Hoy, representan el 29,5% del Parlamento, un porcentaje ligeramente superior a la media de años atrás, que era 22,6%, pero lejos del mínimo del 40% que se pide para cualquiera de los sexos. El argumento feminista de que las cuotas constituyan un primer paso para promover la igualdad en las altas esferas de poder, puede quedarse en realidad en el fomento de una democracia formal que no servirá para gobernar de manera más eficaz. La democracia efectiva se consolidará con un cambio cultural y social de promoción de la mujer, de forma que su llegada al Gobierno no esté sujeta a políticas de cuota. Si las mujeres no están en la política, no hay desarrollo, igualdad ni democracia, pero si las que están no lo están por capacidad, tampoco.
Hoy, lo políticamente correcto no es defender esta afirmación. Sin embargo, por encima de la aparente ecuación entre justicia e igualdad, hay que considerar si no se trata de un mero formalismo. La presencia de mujeres en el Gobierno puede suponer una reparación del déficit democrático, pero no asegura una igualdad real y efectiva. Un Gobierno plural, con paridad entre hombres y mujeres, no tiene porqué ser más justo ni eficaz a la hora de gobernar.
En este sentido creo que hay que separar cuestiones –imprescindibles– de promoción e igualdad de la mujer de las de la elección del Gobierno. Una cuestión en la que debe primar el criterio de capacidad y de mérito. Históricamente, las mujeres han estado ausentes de la política griega. Hoy, representan el 29,5% del Parlamento, un porcentaje ligeramente superior a la media de años atrás, que era 22,6%, pero lejos del mínimo del 40% que se pide para cualquiera de los sexos. El argumento feminista de que las cuotas constituyan un primer paso para promover la igualdad en las altas esferas de poder, puede quedarse en realidad en el fomento de una democracia formal que no servirá para gobernar de manera más eficaz. La democracia efectiva se consolidará con un cambio cultural y social de promoción de la mujer, de forma que su llegada al Gobierno no esté sujeta a políticas de cuota. Si las mujeres no están en la política, no hay desarrollo, igualdad ni democracia, pero si las que están no lo están por capacidad, tampoco.
NO: Rosa Cobo Bedia
Profesora Sociología del Género y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de la Universidad de A Coruña
La victoria de Syriza en Grecia ha llenado de optimismo a quienes creemos que es hora de acabar con las políticas de austeridad. Su proyecto político es de izquierdas y tiene una base social importante en los movimientos sociales críticos con las políticas económicas neoliberales impuestas por la UE. Sin embargo, al nombrar el nuevo Gobierno, nos encontramos con una sorpresa: no había ninguna ministra.
Había viceministras, pero ni siquiera se acercaba a la paridad. Y, sin embargo, el feminismo griego apoya a Syriza incondicionalmente. Este hecho provocó gran inquietud en el feminismo español, porque lo vivimos como un aviso para navegantes. ¿Qué pasará aquí? ¿La izquierda prescindirá de las mujeres y del feminismo? Muchas pensamos que tiene una gran dimensión simbólica la ausencia de las mujeres de los espacios en los que hay poder y recursos, debido a la fuerte carga socializadora que tienen esas instituciones. En el imaginario colectivo, se asocia la idea de que el poder es masculino y el no-poder, femenino. Niños y niñas, chicos y chicas, hombres y mujeres interiorizan esta idea de forma inconsciente y eso se proyecta en las expectativas de cada uno acerca de su vida y su futuro. Esta es solo una de las consecuencias de la exclusión de las mujeres del poder político. Hay muchas más.
Mujer hoy, 14 de febrero de 2015
La victoria de Syriza en Grecia ha llenado de optimismo a quienes creemos que es hora de acabar con las políticas de austeridad. Su proyecto político es de izquierdas y tiene una base social importante en los movimientos sociales críticos con las políticas económicas neoliberales impuestas por la UE. Sin embargo, al nombrar el nuevo Gobierno, nos encontramos con una sorpresa: no había ninguna ministra.
Había viceministras, pero ni siquiera se acercaba a la paridad. Y, sin embargo, el feminismo griego apoya a Syriza incondicionalmente. Este hecho provocó gran inquietud en el feminismo español, porque lo vivimos como un aviso para navegantes. ¿Qué pasará aquí? ¿La izquierda prescindirá de las mujeres y del feminismo? Muchas pensamos que tiene una gran dimensión simbólica la ausencia de las mujeres de los espacios en los que hay poder y recursos, debido a la fuerte carga socializadora que tienen esas instituciones. En el imaginario colectivo, se asocia la idea de que el poder es masculino y el no-poder, femenino. Niños y niñas, chicos y chicas, hombres y mujeres interiorizan esta idea de forma inconsciente y eso se proyecta en las expectativas de cada uno acerca de su vida y su futuro. Esta es solo una de las consecuencias de la exclusión de las mujeres del poder político. Hay muchas más.
Mujer hoy, 14 de febrero de 2015
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